El nous

SerenidadAnaxágoras pensaba que el mundo estaba formado de partículas indivisibles de orden espiritual, regidas por el espíritu o nous. Todas las cosas que tienen vida, tanto las más grandes como las más pequeñas están gobernadas por el espíritu. Hasta aquí su filosofía.
En nuestros tiempos Antoine Lavoisier afirmó que todas las cosas están compuestas de energía, de modo que «la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma». Se transforma en energía. Esta ley de la transformación de la materia en energía pudiera tener como intuición antecedente el pensamiento de Anaxágoras. Las partículas indivisibles de orden espiritual pudieran ser la energía, ¿cómo dividir la energía? ¿cómo separar los quantos de energía? ¿cómo dividir un quanto de energía, por ejemplo en el fuego?
La idea de un mundo regido por espíritu o nous fue algo que llenó el pensamiento de Hegel sobre la historia, el espíritu absoluto. Éste es el verdadero actor de la historia, que la conduce a través de sus contradicciones hacia un desarrollo superior, hasta la identificación consigo mismo. En las Lecciones de Filosofía de la historia universal Hegel afirma:
La Providencia divina es, en efecto, la sabiduría según una potencia infinita, que realiza sus fines, esto es, en efecto, el fin último, absoluto y racional del mundo. La razón es el pensamiento, el nous, que se determina a sí mismo con entera libertad.
Y más adelante:
Pero esta fe universal, la creencia de que la historia universal es un producto de la razón eterna y de que la razón ha determinado las grandes revoluciones de la historia, es el punt de partida necesario de la filosofía en general y de la filosofía de la historia universal.
Llama la atención la similitud del pensamiento a más de 20 siglos de distancia, y de manera especial el uso del término nous para señalar a este espíritu que guía la historia. En el texto Lecciones sobre historia de la filosofía Hegell considera a Anaxágoras como «un hombre sobrio entre borrachos» p. 296