Modernidad – Posmodernidad 2ª parte

La segunda parte del concepto de posmodernidad tiene qué ver, según Vattimo, con el uso intensivo de los medios de comunicación social, a tal grado que llegamos a la irrupcion de la sociedad de la comunicación, con tres características anotadas por este autor:

1. Los medios de comunicación desempeñan un papel determinante en el nacimiento de la sociedad posmoderna.

Para nosotros está clara la irrupción de los medios a partir de los años cincuenta, impulsados principalmente con el nacimiento de la televisión, luego la televisión a color, después en los noventa la masificación del internet y a partir del dos mil con la multiplicación de la multimedia. Esto ha cambiado la idea del mundo que tenemos, nos ha ampliado los horizontes y por otro lado ha convertido al mundo en una aldea donde cualquier suceso de cualquier parte del mundo se sabe en todo el mundo.

2. Los medios de comunicación caracterizan a esta sociedad no como más transparente, consciente de sí, más ilustada, sino como una sociedad más compleja, incluso caótica.

La cantidad de la comunicación no significa calidad de contenidos ni tampoco accesibilidad a la información. A veces lo que reina en los medios de comunicación, sobre todo en los masivos, es la desinformación, el silencio sobre algunos hechos, principalmente políticos, censura desde el poder que manda apagar el internet en un pàís para que el exterior no escuche los gritos horrorizados de la masacre; gobiernos que perigue a sujetos como Julián Asange por dar un punto de transparencia a los escritos secretos que surgen desde el poder. Con la cantidad de información irrelevante se busca ocultar lo más decisivo para una sociedad. Resulta por tanto una sociedad más compleja, hasta caótica, que ya no sabe a quién creer, que desconfía de sus líderes políticos y religiosos, una sociedad engañada pero también frustrada por los que concoen los hechos.

3. En este relativo «caos» reside nuestras esperanzas de emancipación.

Y cuando hablamos de los medios de comunicación nos referimos a la radio, televisión, prensa, internet. En ellas los grandes monopolios nos han presentando una concepción del mundo de acuerdo a la lógica del mercado para su ampliación continua, de modo que todo venga a ser objeto de comunicación. Eso no significa que haya una sociedad más educada, más ilustrada.

Esos medios de comunicación nos han ido formando esa concepción del mundo que quieren que tengamos. Recuerdo la película El Jardinero, una persona adulta que siempre fue jardinero pero no sabía leer ni escribir, su única fuente de información era la televisión, fue atropellado por la esposa de un político cuando acababa de ser despedido, y debido a su lenguaje tan colimitado, que resultaba enigmático, adquirió el papel de consejero del presidente. Su visión del mundo provenía exclusivamente de la televisión. Hoy nuestros niños tiene el internet, las «redes sociales», videojuegos, además de la televisión para formar esa visión del mundo. Utilizamos esos aparatos como niñeras para que se entretengan y no nos molesten. Eso no significa que estén más ilustrados o educados, sino más enajenados.

Y propone un concepto de realidad como resultado del cruzarse las múltiples imágenes, interpretaciones, re-construcciones que distribuyen los medios  de comunicación en competencia mútua y sin coordinación central alguna. Y es en este espacio en donde se abre camino un ideal de emancipación que tiene en su bvase la oscilación, la pluralidad y la erosión del «principio de realidad». Esta liberación de la pérdida del sentido de realidad consiste en un desarraigo, liberación de las diferencias de los elementos locales, la multiplicidad de racionalidades locales. L aeperiencia estética nos hace vivir otros mundos posibles mostrándonos así también la contigencia, relatividad, finitid del mundo dnetro del cual estamos encerrados. «Vivir en este mundo múltiple sifica hacer experiencia de la libertad entendida como oscilación continua entre pertenencia y desasimiento.

«El ser no coincide necesariamente con lo que es estable, fijo, permanente, que tiene algo que ver más bien con el acontecimiento, el consenso, el diálogo, la interpretación» para captar «esta experiencia de oscilación del mundo posmoderno como oportunidad de un nuevo modo de ser (quizás: por fin) humanos»

Pareciera contradictorio que ahí en ese mundo haya elementos para la emancipación, pero Vattimo ahí las encuentra debido al entrecruzamiento de imágenes e información, a la falta de coordinación. Cada canal televisivo, con la amplia variedad de canales por cable y por satélite, los miles de millones de páginas de internet, las miles de personas que pueden estar conectadas en la redes sociales, la cantidad de fotogramas por segundo que se envían a través del cine y la televisión, los numerosos comerciales contradictorios que están presentes por todos lados, van constituyendo una amplia gama de opciones con las cuales cada persona va eligiendo y rechanzando lo que quiere, y así construye su principio de realidad. Y Vattimo ve ahí el principio de la humanidad.
No estoy seguro de que ese mundo enajenado sea el principìo de la humanidad en este mundo deshumanizado, sólo veo posibilidades abiertas para crear ese nuevo mundo a través de la formación de la conciencia crítica, del desarrollo del pensamiento autónomo, y de la recuperación de algunos valores, tal vez de la modernidad -dirían que dando un paso atrás- pero que son indispensables para la vida como el respeto a la dignidad humana con justicia y dignidad. Son valores que no dependen de una época o interpretación épocal, sino de toda la humanidad.

Modernidad – Posmodernidad

Afirma Vattimo que «la modernidad es la época en la que el hecho de ser moderno viene a ser un valor determinante» (1994:9). la Modernidad inció con el Renacimiento, impulsó valores que la Revolución Francesa destiló en tres como fundamentales: libertad, igualdad, fraternidad. En esta línea de pensamiento se ubicaron los filósofos de esta época propiniendo una fe en el progreso, en la ciencia, en un futuro mejor. Por ejemplo Kant creía en que mundo futuro llegaría a vivir una paz perpetua porque veía que la gente era cada vez más racional, más civilizada, y se llegaría a crear una «Sociedad de las Naciones» que tendría un papel de juez sobre las diferencias de los países.

A partir de 1977 el filósofo francés Jean François Lyotard ha sostenido que esta época ya caducó, ya estamos en otra época, en la posmodernidad. La Modernidad manifestó su incapacidad de cambiar la historia pues no somos libres, ni iguales ni fraternos. Estos eran «relatos», cuentos, que nos contaron y nos los creímos. El ejemplo paradigmático que propone Lyotard es el caso de Auschwitz, como símbolo emblemático de la caída de esos ideales de la modernidad. Por tanto, si se acabó la Modernidad, elnuevo tiempo que se vive es la Posmodernidad. Incluso señalaba que el momento final de la Modernidad se encontraba en las inmediaciones del fin de la segunda guerra mundial.

A partir de esta afirmación surgió una gran controversia sobre la aplicabilidad de tal concepto. Algunos como Vattimo comenzaron a descubrir que esta crítica a la posmodernidad no era nueva, venía desde los escritos de Nietzsche a fines del siglo XIX y está presente en el pensamiento de Heidegger, entre otros filósofos del siglo XX. 

Las reflexiones han continuado tanto a favor como en contra de la Modernidad. Vattimo comenta que ese término está ligado a que vivimos en una sociedad de la comunicación generalizada, donde cualquier hecho en cualquier parte del mundo es conocido inmediatamente en todo el mundo. En este sentido desaparecen las fronteras para la comunicación y para el capital.

Por otra parte Europa deja de ser el ombligo del mundo y surgen las demás naciones como actores importantes de la economía, la política y la cultura mundial. Deja de existir una historia única «universal» y por tanto ya no se puede hablar de un «progreso en la historia», sino de multiples historias cada una en un momento distinto, con sus procesos de sugimiento, desarrollo y caída. Aclara Benjamin que esta visión de la historia como única fuer una representación ideológica construida por los grupos y clases dominantes. Era una historia de las vicisitudes de los poderosos, los nobles, los soberanos, de la burguesía cuando llega a ser poderosa. En cambio la gente del pueblo no hace historia, y de este modo se rechaza la intervención de la gente común en la historia. NO EXISTE HISTORIA ÚNICA.

Por tanto, si no hay historia única, tampoco hay progreso. Entra en crisis la idea de progreso, porque no se puede sostener que avanzan hacia un fin como sostenía Kant, que realizan un plan racional como lo quería Hegel, no se logra la emancipación como esperaba Marx. Por lo tanto caen los valores de la Modernidad. Si al principio decía Vattimo que ser moderno era el valor supremo de la modernidad, cuando la modernidad queda vacía, sus valores no se logran, es más, sus valores quedan contradichos con la realidad histórica del siglo XX, ya no hay valores qué sostener, ya no hay Modernidad.

Vattimo, Gianni. «Posmodernidad ¿una socieddad transparente?» en Vattimo, G. y otros. (1994) En torno a la posmodernidad. Anthropos, Barcelona.